sábado, 11 de octubre de 2008

LENGUA Y NACIÓN

Como profesor de lengua de segundo de bachillerato en Andalucía me veo en la tesitura de explicar el concepto de “nación” y cómo éste se complica con el de “lengua”, y más al hilo de la actualidad, tan presente de nacionalismos, identidades agraviadas y lenguas en liza. La escritora Cristina Peri Rossi ha perdido su trabajo como tertuliana en Catalunya Ràdio por expresarse en español en un medio que sanciona hablar catalán; el artista Miquel Barceló en una reunión de artistas europeos para hablar sobre los grandes logros artísticos del continente, elige el catalán hablado en Mallorca como medio de expresión. Son ejemplos actualísimos de cómo el concepto de nación contamina al de lengua y crea problemas de convivencia. El concepto de nación nace al calor del Romanticismo y su explosión sentimental en el siglo XIX, en gran medida como una réplica al universalismo impuesto por la razón en el siglo precedente: el siglo XVIII, el de las luces. El Romanticismo reivindica lo propio como esencial, la identidad nacional como realidad política deseable y, claro, aquí surge la explosión de las lenguas vernáculas y, lógicamente, su exacerbación: el nacionalismo lingüístico y la lengua como trinchera, como arma defensiva. Así, la reflexión sobre las lenguas debiera incluir un interesante debate histórico, político y social, y no exclusivamente lingüístico. En cualquier caso, a mis alumnos, además de invitarles a una reflexión de la lengua desde estas perspectivas, intento sugerirle lo venenoso que puede ser el nacionalismo cuando éste es a costa de otro y que, por supuesto, conviene que pensemos qué significa estrictamente sentirse de un sitio, hasta que todos concluimos lo ridículo que puede resultar construir la personalidad a partir de ser de un sito y sentirse de un sitio, cuando el nacimiento es un mero accidente y cuando, para construir una sociedad digna, lo importante es sumar y no restar, aunar lo que tenemos en común por ser personas y suprimir lo que obsta a una armoniosa ciudadanía.

Jose Aurelio Martín (publicado en el blog: http://lacomunidad.elpais.com/ubaldito/2007/10/16/lengua-y-nacion)

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pues en este artículo, veo mucha realidad, ya que la lengua es para abrir caminos, no para cerrarlos, es decir, no debería causar ningún problema, ni social,ni político ni incluso económico.Ya que la lengua es un medio de comunicación.


Maria Dolores González Cortés